Un deseo incontrolable siento cuando veo tus labios empapándose de su boca. Iba a quitármela del medio, dejarme el camino libre, solamente tuya quería ser. Pero ella se resistía, al verme hablar contigo se contraía, se acercaba lentamente y te susurraba al oído mientras yo como una tonta sonreía, que fácil era engañarles, que difícil soportarlo .Yo pensaba luchar, ya no me importaba nada más, mi orgullo era mi único amigo, el que cada día me amargaba más. Y seguía sin ganar, sola estaba cada vez más, y yo muy bien sabía que el no me importaba ya. Tan solo por mi orgullo yo tenía de ganar. Me llevó a la locura algo que no podía parar, muchos médicos dijeron que mi enfermedad era mortal. Me sentía sola ante el mundo que me esperaba fuera, decidí alertarme, las pastillas no eran buenas y me hacían delirar, pero eso era otro mundo bastante irreal. Era demasiado tarde, el cuchillo ya actuó. Ella estaba desangrada en los brazos de un hombre, ese ya no era el mío, era uno diferente, pero nada me importaba y decidí acabar con él. Mi alma se volvía agresiva por momentos, nada tenía importancia en este cuento, ojala lo hubiera sido, pero todo era real. Un cuchillo, una pistola y una loca desquiciada.
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